sábado, enero 26, 2008

Venecia, Italia, 2007

Este es uno de los sitios a los que probablemente me será más difícil volver, a la Isla de San Servolo en Venecia. En el siglo VII los monjes Benedictinos construyeron allí una iglesia y un convento. Varias generaciones estuvieron rezando en la isla durante más de 500 años. En 1715 se comenzó a utilizar como hospital. Se fue especializando en enfermos mentales hasta convertirse en un auténtico manicomio con la llegada de los franceses en 1797. Cerró sus psiquiátricas puertas en 1978 para convertirse en una institución internacional que programa, promueve y coordina actividades de formación universitaria, especialización e investigación científica. Por ello, es preciso un permiso especial para poder visitarla. Por ello dudo que vuelva a pisar un lugar tan enigmático desde el que pude desayunar con unas vistas increibles del mar. Un lugar donde se discutieron los aspectos más novedosos de un virus científicamente maravilloso. Un virus contra el que llevamos luchando desde el mismo año en el que San Servolo terminó con su locura.

1 comentario:

Canichu, el espía del bar dijo...

no conocía el lugar.